La vida en el exilio
Apocalípticos vs Integrados; PRD vs PAN.
Había un libro de Umberto Eco que se llamaba “Apocalípticos vs Integrados” donde analizaba la cultura de masas (el cómic) desde su punto de vista, y llegaba a la conclusión que existían 2 tipos de personas o comportamientos: el “apocalíptico” o el que rechaza el status quo dominante per se, o el “integrado” el que se adapta al sistema para mandar y transmitir su mensaje, aceptándolo sin discusión. Entre esta tajante clasificación en el mundo real existen diversos grados, puesto que nada es exactamente blanco y negro, y si bien los diversos tonos de gris abundan, en recientes fechas ha abundado la polarización hacia un lado o hacia otro, la izquierda o la derecha, los ‘globalifóbicos’ vs los ‘globalifílicos’, anticlericalismo vs mojigatería, los anti-sistema vs los pro-sistema, López Obrador vs Calderón.
Y es que no es tan sencillo de dividir, ni las divisiones tajantes ayudan en nada a un país en plena adolescencia, que le duele todo, que se queja de todo, que acaba de tirar un sistema caduco y corrupto sin terminar todavía de limpiar los pedazos y los destrozos que dejó al derrumbar, un país donde se quiere construir sin haber quitado los cimientos de lo que no sirve ya.
En el mundo actualmente soplan vientos de cambio, y estos se están transformando en huracanes acelerados peor que los de Katrina y Stan. La gente anda acelerada, exaltada, cualquier cosa le molesta, le irrita, la agresividad está a flor de piel. Al mismo tiempo, la otra mitad de gente tiene un grado de abulia y aturdimiento exagerado, como sumida en una especie de letargo o marasmo, pesadilla de fiebre tropical que adormece. Llámese televisión, juegos de video-computadora-sexo barato y porno-consumismo exagerado-futbol-drogas, sobran modos de evasión de la realidad.
Vivimos un tiempo duro de confrontaciones, donde la mitad del mundo no soporta a la otra mitad del mundo, reflejandose como en un espejo la ‘otra’ gente, -que en realidad no es otra, es la misma, sólo que la vemos ‘diferente’- una confrontación que da miedo, por esa falta de aceptación del ‘otro’; el espejo inverso de uno mismo, la parte de uno que no queremos aceptar.
Si bien en EU lo mas cercano a un factor de confrontación, es Michael Moore y sus documentales anti Bush (que resultaron de efecto polarizador y boomerang en cierto sentido….si hubiese real democracia en EU y una votación individual en lugar de proporcional por estado, hubiese perdido Bush) en México, el odio furibundo anti López Obrador (que es odio, no se le puede llamar de otro modo) y el amor y fervor devoto pro López Obrador, es el factor dominante aquí de confrontación.
En realidad, el apoyo a Calderón, al ser humano llamado Felipe Calderón Hinojosa, no existe; existe el odio, el miedo –el odio se deriva del miedo- contra AMLO y lo que éste puede representar, y el amor y apoyo ferviente a éste, ni siquiera al PRD, sino mas que nada y primero que nada, a su candidato.
Mas que un apoyo a Felipe Calderón, es un rechazo contra López Obrador y su política económica lo que le hace levantarse, aún contra su grisura, su falta de carisma y simpatía, puesto que mucho mejor aplomo, seguridad, presencia y apostura, tenía y tiene Santiago Creel, con todo y su caída, y aún Alberto Cárdenas y su prepotencia, contra la mediocridad de Felipe Calderón.
Calderón es el prototipo de ‘hombre de familia’ el hombre clasemediero, convencional, moderado, conservador tirando a mojigato, un tanto machista, cuyas ambiciones frustradas le hacen ser capaz de cualquier cosa, dadas las circunstancias; podemos observar miles de Calderones diario, en la calle, en el metro, en los programas de concursos, capaces de apostar y perder cien, doscientos, quinientos mil pesos, con tal de ganar un millón; cuando se está frustrado por no haber logrado sus metas en la vida, se vive, secretamente, amargado, apocado, envidiando y deseando cada vez más, y más; es el no tener llenadero, nunca. Y cuando la suerte favorece de golpe, y no se está educado para ejercer el poder, y servirlo , - porque como en Spiderman, con un gran poder conlleva una gran responsabilidad – las ambiciones frustradas, que se convierten de inmediato en ambición sin freno, egolatría, despotismo, pueden incluso, devenir en locura.
López Obrador ha sido alguien que se ha construído a sí mismo a base de fuerza de voluntad e impulso, siempre luchando contra un ambiente sumamente adverso, y sobretodo una grande terquedad que es una de las cosas que lo caracteriza sobretodo. Esta misma constancia y fuerza de voluntad lo hace no querer rendirse nunca, y puede parecer dogmático, obstinado y cerrado, duro de carácter y con una fortaleza increíble, además de un notable carisma. Uno de los factores que construyen su popularidad y carisma es, además de su gran fuerza de voluntad, su terquedad, que lo hacen no querer rendirse nunca. El tratar y llevar a cabo planes aún modestos, es lo que lo hace notorio, y es en gran medida, su firmeza de carácter, intransigente a veces, lo que a la vez lo hace popular entre la gran mayoría.
E impopular entre los resentidos, la gente convencional, la que esta presumiblemente feliz en su mundito aislado, la que no quiere cambiar y la que incluso le da miedo. Anuncia el candidato del PRD cambios radicales, y la gente se asusta; la gente que vive en calma aparente en su burbuja, su mundito artificial, la gente que supuestamente está segura, la que se ‘siente segura’ y se siente amenazada ante la propuesta de cambio, ante los vientos de cambio, cierra la casa para que no entren dichos vientos, sin pensar que si no deja primero entrar un poco de viento, después este viento podría convertirse en huracán, al no dejarle la oportunidad de entrar y refrescar.
La clase media (y la gente convencional en general) le tiene no miedo, horror al ‘pueblo’; al diferente, al moreno, al indígena, al pobre, al homosexual, al diferente. Tienen incluso aún más miedo que la clase dominante a perder sus privilegios, porque ellos están en contacto más directo con la gente marginada; les pega más duro su cercanía, y sienten horror al verlos, porque se dan cuenta al mirarse en su reflejo, ese espejo, de lo que podrían en un momento ser ellos, en lo que pudieran convertirse. Añoran un cierto ‘status’ de confort, un mundo de antaño de estabilidad, seguridad y ciertos lujos de un México destruido, un papá gobierno que ya no existe, que les mime y les dé, sin tener que esforzarse ellos mismos por lograrlo; por ello la abundancia de concursos, por ello las exorbitantes ventas de “revistas del ‘espectáculo’’ la proliferación de modos de evasión de la realidad, léase de nuevo: televisión-drogas-alcohol-futbol-videojuegos-porno-consumismo, etc, etc etc. De gente que no se quiere esforzar y sólo quiere recibir sin batallar. Porque todo logro, todo éxito, requiere trabajo; por default.
El dilema entonces, es esta gente, que ‘acepta’ – entre comillas – este sistema, que medio le da, mucho le quita, se conforma y no protesta, y el arriesgarse, el ejercer el poder y no temerle, darse cuenta de la fuerza de voluntad de cada ciudadano, de cada ser humano, - porque de eso se trata, los políticos no son dioses, ni demonios, son seres humanos, con todos sus errores y defectos, con todas sus cualidades y virtudes.
López Obrador no es un demonio. Tampoco un santo ni un mesías. Es un hombre, de carne y hueso, falible, y también perfectible, como todos los seres humanos. Igual Felipe Calderón, con todo y la fuerte propaganda en contra o a favor de ambos, que sólo buscan sugestionar a la población. Sólo la fuerza de voluntad, cualidad inherente en el ser humano, lo que nos distingue de los brutos y las bestias, la fuerza de voluntad que es lo que mueve al mundo y hace que los seres humanos busquen el superarse, es lo que hace que el mundo salga adelante. Desde luego, se pueden, y se cometen errores, muchísimos errores. Pero siempre es bueno preguntarse si no valdrá la pena arriesgarse, y luchar, en lugar de quedarse sentado, y seguir, seguir, seguir esperando. Algun milagro. A la virgencita. Al líder, mesiánico o no, convencional o no.
De la voluntad de los humanos, de sus errores y aciertos, y sus consecuencias, está hecho el mundo. Siempre será bueno arriesgarse y probar, y ver si se estuvo acertado, y valió la pena la causa por la cual se luchó, y seguir luchando. Seguirse arriesgando.
¿No creen ustedes?
POSDATA: Terrorífico se ve Madrazo en esos nuevos anuncios que le hizo Alazraki contra la inseguridad. Lo que proyecta con sus gestos y lenguaje corporal es un miedo terrible a Madrazo en sí, que causa un efecto peor que los delincuentes que salen en el anuncio haciendose pipí. La verdad, da mucho más miedo Madrazo, y el mensaje le sale contraproducente, como para dar pesadillas…huy….a ese paso, creo que le va ganar Patricia Mercado el tercer lugar…
1 comentarios:
Yo ya no se ni qu4 pensar, de los candidatos no se hace uno.
que bien que ya tiene s blog, asi podre ver quer es loq ue escribes.
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